viernes, 5 de febrero de 2016

influencias y modas extranjeras

A principios del siglo XIX, París era la capital de arte y moda. Con la llegada de Maximiliano y Carlota llegó la influencia francesa. Se trajo a la moda el vestir de las mujeres, los bailes extranjeros,
Influencia Extranjera
y la repostería francesa. El gobierno de Porfirio Díaz se caracterizó por su gusto a las corrientes artísticas de Europa. Las influencias se reflejaron en construcción de edificios públicos y privados.
Clase Porfirista
La literatura mexicana del periodo del Porfirito formo parte de la corriente modernista que alimento todas las tendencias literarias predominantes de la Francia de ese siglo.
El modernismo pretendía interpretar el mundo a través de sensaciones con las que enriquecían la expresión; con esta idea los autores describían aromas, texturas y sonidos.
Por su parte, los extranjeros que comenzaron a invertir en México se enriquecieron de explotarlo. Esto los hizo controlar la mayor parte del dinero y el poder de la Nación. Sus inversiones tenían garantías y protección. Los foráneos tenían en sus manos la minería, petróleo, bancos, la electricidad, las comunicaciones, transportes y el comercio.
México se encontraba en vías de desarrollo con este tipo de régimen a costa de las injusticias sociales. Nuestro país proporcionaba recursos primarios a los países industrializados, de los cuales hasta la fecha dependen los foráneos. Se logró un superávit, es decir, los recursos del gobierno fueron mayores que los gastos.
La presencia de otros países en México permitió la rehabilitación de préstamos del exterior. De este modo, las desigualdades sociales eran muy marcadas y los obreros e indígenas eran oprimidos por los ingleses y norteamericanos. Las deudas exteriores se saldaron y la comunicación entre naciones se comenzó a ampliar.

Los grupos sociales mas privilegiados en el México del siglo XIX y XX entendían y tenían un gran control sobre el panorama que México estaba viviendo e inclusive del panorama en el que México se iba a encontrar así que entendieron que México se convertiría y se haría parte de "El concierto de las naciones civilizadas" ya que para ese tiempo México ya no podía permitirse vivir excluido del panorama social que implicaba la civilización y la globalizan y según esos estándares todas esas naciones como Europa y parte de Norteamérica significaba un modelo a seguir que a México ya le tocaba adoptar y copiar todo de ellos como sus instituciones y sus ideales.
 
 
 
A través de las prendas que ilustran este artículo se pueden ver muchas de las influencias, las innovaciones y los cambios de estilo que conformaron la moda del siglo XIX.
 
Los delicados bordados de los trajes neoclásicos, el elegante corte de las prendas masculinas, los vibrantes colores obtenidos con tintes artificiales y la profusión de ornamentos ponen de manifiesto algunos de los aspectos que hicieron que este periodo fuera tan rico. También nos muestran cómo la silueta femenina se transformó durante estos años debido al corsé con ballenas, al miriñaque, al polisón y a la habilidad en la confección de los vestidos.
 
 
Los elegantes vestidos femeninos, por ejemplo, tenían atractivos colores, diseños ampulosos y extravagantes y los ricos materiales con los que estaban confeccionados. Por ello, se encuentran representados en mayor cantidad que los trajes masculinos que, desde principios del siglo XIX, se hicieron mucho más sencillos, sustituyendo el atractivo decorativo por sutilezas en el corte y la confección.

 
Los diseños en los zapatos, vestidos y prendas de abrigo revelan que existían telas que se tejían y bordaban en la India o en Oriente Medio y se vendían después en Europa. A menudo, estas estaban decoradas con dibujos híbridos, basados en motivos del país pero inspirados en los gustos occidentales. Se usaban animales exóticos para adornar trajes y accesorios, como se aprecia en abanicos y en zapatillas masculinas cubiertas con piel de serpiente de mar amarilla o verde oliva.
Los vestidos también se ornamentaban para parecer prendas fuera de lo común, aunque se confeccionasen con materiales corrientes. Por ejemplo, una llamativa capa, que parece exótica estaba hecha en realidad con plumas de aves domésticas y una bata masculina de franela estaba decorada con motas de lana que imitan el armiño para darle una apariencia más lujosa.
El desarrollo de las nuevas tecnologías también afectó al vestido y a su confección. Vestidos llamativos y llenos de color ponen de manifiesto el uso de tintes naturales y artificiales para lograr los deslumbrantes matices que se pusieron de moda durante los años 50 y 60.
Los miriñaques y las faldas que se llevaban encima revelan cómo estas flexibles armaduras de acero ensancharon las faldas y liberaron a las mujeres de varias capas de pesadas enaguas. El corsé, mejorado en su diseño y materiales, ayudó a moldear una figura más esbelta que marcó la moda a partir de 1870.
 
Hubo muchas mejoras en los métodos de confección de los sastres, nuevos estilos y hechuras como el polisón y la adopción del rojo para los trajes de caza a principios del siglo XIX. Muchos de los vestidos del siglo XIX estaban plegados y fruncidos para que abultasen menos y, al mismo tiempo, fueran vistosos.
La pasamanería tuvo un papel importante en la decoración de vestidos y manteles con objetos como borlas, cordones, flecos y pompones. Fascinación provocaban las plantas y el uso cada vez más extendido de pieles y plumas, lo que originó masivas importaciones de pájaros muertos y de pieles de animales.
 
Telas estampadas o tejidas y exquisitos bordados con dibujos de hojas y flores demuestran cómo este tipo de ornamentación fue común en los vestidos de hombres y mujeres a lo largo de todo el siglo. Se buscaba inspiración en fuentes variadas, incluyendo grabados de botánica, muestrarios de bordados y las propias plantas que crecían en jardines e invernaderos, e incluso hubo vestidos que se hicieron imitando árboles.
 
 
Muchas de las plantas son reconocibles, como las capuchinas, las anémonas, las hojas de parra, los lirios, las ramas de brezo y las rosas, aunque en ocasiones sus colores no se corresponden con los de la realidad. En las telas de los vestidos también aparecen representaciones realistas de frutas, que parecen decir ‘¡comednos!
Otra fuente de inspiración fueron los insectos; abejas hechas con pajitas, mariquitas de felpilla y polillas bordadas adornaron los vestidos de los años 60 y 70, y algunas veces eran tan realistas que se podrían confundir con insectos auténticos.
Estos es parte de lo que tenemos que contar de la moda del XIX…
 
 
video:
actividad
 
responde a las siguientes preguntas:
 
 
¿Qué beneficios trajo las influencias y modas extranjeras?
 
 
¿Qué tipo de ropa utilizaba la gente de clase alta?
 
 
¿en que año se impulso una tendencia completamente diferente?
 
 
¿Quién la impulso?
 
 
¿Qué se desarrollo durante el periodo del porfiriato?
 
 
¿Qué tomaban como signo de la elegancia?
 
 
aprendizajes esperados:
 
investiga la transformación de la cultura y la vida cotidiana a los largo del tiempo y valora su importancia.
 
 
Karen Alejandra Ramírez Martín 3.B T/V
 
 

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